Con las notas de un piano

Era un día lluvioso, como cualquier otro día normal en Forks, traía una chaqueta muy ligera, a veces me estorbaba pues a fin de cuentas no era necesaria, pero tampoco podía llegar con primavera pues llamaría muchísimo la atención. Entré al edificio en donde estaba mi salón. Todos estaban en clase así que los pasillos estaban completamente solos, no está de más mencionar que parecía un fantasma en ellos, el pensamiento me hizo gracia. No faltaba mucho para que mi clase comenzara, así que me dirigí directamente a éste sin detenerme por el salón de maestros.

Era un salón grande, probablemente por las proporciones del piano, un hermoso yamaha de cola color negro. Entré a éste, deje mis cosas en un escritorio puesto en el rincón junto a la ventana. Pasé mis dedos por la tapa de éste, que estaba levantada, observé el esmalte, el color, la forma, el grosor. Era un instrumento realmente hermoso.

Toqué: La, Si, Do, Re… muy despacio, y no pude contenerme más, me senté en el banquillo.

Pasé mis dedos ligeramente por las teclas, sin tocarlas. Cerré mis ojos y comencé con las primeras notas Für Elise de Ludwig van Beethoven. La música llenó el salón, y mi cabeza. No veía, no olía, no escuchaba, ni sentía nada fuera de la música. Con cada nota que tocaba era un respiro más que tomaba mi alma.

La pieza se movía ligera, y flotaba con cada movimiento que hacía, muriendo poco a poco. Llegó a su fin. Suspiré profundamente y abrí los ojos, solo para darme cuenta de que tenía un público muy basto en el marco de la puerta. Vaya, si fuera capaz de sonrojarme lo hubiera hecho. “Lo siento… pasen” y sonreí tímidamente.

Los alumnos hacían conversación discreta por parejas o por grupos, creo que no había sido buena idea el haber tocado ante ellos, alguien me había dicho alguna vez que aquello llamaba demasiado la atención. Dos humanos en particular llamaban mi atención pues ponían real interés en lo que había pasado unos momentos antes, además, sus pensamientos y su plática realmente me habían alagado, podrían ser los mejores alumnos que tendría pero no lo sabría hasta que tocaran algo para mi. "Buenos días" - les dije a todos en un tono ligero tratando de llamar su atención. Los pensamientos de todos eran dispersos, enfocándose en mi en un instante.

"Me gustaría alguién me enseñara lo que puede hacer con este hermoso instrumento" - les dije mientras sonreía tratando de darles valor...

Que gracioso humano estaba sentado a un lado de Trent, el alumno que tenía por igual en la clase de violín. Era agradable, atractivo y con una mente muy divertida. Le sonreí mientras trataba de alentar a Trent para que pasara: "Chris... ¿te molesta?" le sonreí nuevamente dandole valor pues tenía curiosidad acerca de sus aptitudes en el piano.

"Escoje una pieza y toca para mi... porfavor" - le dije mientras me recargaba en el marco de la puerta, con los brazos cruzados en el pecho

Lo observé detenidamente mientras caminaba hacia el banco frente al piano, Trent se reía desde su asiento. Todos los demás presentes guardaron silencio y lo miraron atentos. Sin duda era algo que causaba curiosidad. El nombre con el que el chico se había presentado era Chris, y aún así observé la lista de manera muy notable para que no quedara duda que había sacado su nombre de ésta.

“Sorpréndeme Chris…” le dije mientras cambiada de posición, pues lo había olvidado por unos minutos, y le sonreí, esperando comenzara con la pieza

Estaba muy atenta a la interpretación de Chris, no había sido algo clásico, aquello me contento y me dijo muchas cosas del chico aquél. Era tímido si, pero... diferente de alguna manera, probablemente culpaba a su mala memoria pero aquello me aseguro de que iba a ser interesante tenerlo como alumno, una persona nunca puede saber que esconden los ojos de otra, a menos de que sea vampiro y pueda leer su mente, me reí bajito por la broma.

Me encontraba leyendo las impresiones de todos los alumnos acerca de la interpretación de Chris, al concentrarme en una en especial, me alarmé y me alteré de sobremanera. ¡Con un demonio! ¿Cómo era aquello posible?, ¿apenas había llegado y alguién me reconocía?, ¿Cómo se acordaba de mí? Aquello había pasado tantos años atrás que nunca realmente le dí importancia a que él fuera mi alumno de nuevo. Maldito pasado, maldita inmortalidad, tomé la cadena que traía al cuello y la presioné muy fuertemente entre mi mano, al instante me controle pues a pesar de todo no quería romperla.

Sentí una ansiedad increíble en las piernas, quería correr. No sería lo más normal si la maestra saltara por la ventana y corriera de manera sobrehumana para nunca verla regresar, tal vez podría aventar algo a la pared y cuando todos voltearan su atención a esto correr, correr e irme para siempre. ¿Qué iba a hacer? Apenas había comenzado mi vida aquí, y... me gustaba.

Podría solo matar al humano, así mi secreto seguiría intacto, algún pretexto encontraría para justificar su ausencia, de cualquier manera estaba segura de que él no había divulgado mi secreto pues apenas me había recordado y asumido no envejecía...

Todo aquello lo pensé en un segundo. Chris continuaba interpretando... pongamos las cosas en claro -el recuerda algo que cree imposible, no está seguro de nada, apenas lo descubrió y pretende preguntarme. Algo podré decirle para que se convensa de que está loco-

Chris terminó, lo vi regresar a su lugar “Trent, pasa porfavor” le dije esto de manera fría, nunca me comportaba así con nadie, pero el podía ser la razón de que mi vida en Forks terminara subitamente, cruzé los brazos y me concentré solo en sus pensamientos.