Clase de Historia

-Buenos días profesora.

Michael no dejó de observarla hasta que fue a tomar asiento en el escritorio. Era una mujer muy atractiva, demasiado, parecía irreal que alguien como ella estuviera dando clases en un lugar tan pequeño.

<< Lindo rostro, lindos ojos, y al parecer lindas piernas>> -pensó en fracción de segundos. Simuló sacar un cuaderno de su mochila, e hizo algunos garabatos en la última hoja del cuadernillo.

La maestra se dirigió hacia mi, preguntando que tal me había ido en vacaciones. Me desconcertó, no esperé que le interesara algo tan irrelevante.... En realidad no tan irrelevante. Las imágenes de Amadeus Lasser inundaron mi cerebro. Ja! En realidad la había pasado fenomenal en Port Angels con aquel par de mujeres de la vida galante.

-Supongo que todo normal profesora Bazet. En éste pequeño pueblo, la vida pasa más lenta que de costumbre.

-No todos los alumnos somos lentos profesora, habemos algunas muy, muy claras excepciones- sonreí recordando al noche anterior- Es una lástima realmente, que una clase tan interesante como la suya tenga tan pocos interesados... Por cierto profesora Bizet, tengo una pequeña curiosidad - crucé la pierna - Usted es una persona muy joven para impartir clases, podría jurar que tiene mi edad. Estoy completamente seguro que si cambiara su manera formal de vestir, por algo más "juvenil" podría pasar como una alumna más del instituto.

Mientras caminaba en dirección hacía lo que sería mi primera clase, en mi primer día, podía distinguir el olor como perfume. Vampiro. Me pare un instante en el pasillo, nunca había estado tan cerca de uno en bastante tiempo... pero talvez es lo que hacía tan especial a este lugar. Desde mi llegado podía sentirlos, uno tras otro...

Talvez mi presencia no pasaría desapercibida como pensaba, me acerque a la puerta y disimuladamente observe a las dos figuras que conversaban.

Podía sentir la sangre correr por mis venas... Así que se trataba de la maestra, me mantuve en silencio, esperando que mi presencia se hiciera notar... pero al parecer tenía que hacerme notar, yo misma.

Golpee suavemente la puerta del salón.

-"Buenos días"- saludé con suavidad -"¿esta es la clase de historia?"- sonreí tímidamente. Mientras mis ojos miraban a la profesora delante de mí.

Abrí los ojos como platos, mire a la profesora... un poco desconfiada. ¿Por qué necesitaba saber mi nombre?, no quería presentarme... mire a todos los estudiantes en aquel momento.

Con cuidado me dirigí al centro del salón. Cerré mis ojos y respiré profundamente, definitivamente este era el nuevo inicio de mi vida.

-"Me llamo Amanda"- cerré mis labios rojos -"Crossgrove"- miré a los presentes y de reojo a la profesora -"vengo de la ciudad de New York, mi familia continua en la ciudad pero vine a vivir con un familair lejado mientras se solucionan ciertas situaciones en mi casa. Estaré en aquí durante el año escolar. Mucho gusto..."- voltee mi mirada a la profesora. -"Mucho Gusto"-

Me miro directamente a los ojos. ¿Cuáles serían sus años... más joven que yo talvez?, el muchacho a su lado no dejaba de mirarla, pero... también a mi, sin darme cuenta le sonrié un poco coqueta.

La profesora continuaba mirándome...

Moví mi cabeza afirmativamente. -"Gracias"- sabía que estaba mirando mis ojos, detrás de ellos podía ocultarse una frágil verdad. Los cerré un instante, para después caminar entre los asientos y encontrar uno vació.

Acomodé mis cosas, evitando de alguna manera encontrar mi mirada con la profesora. Historia. ¿Qué tan interesante podía ser? Estuve casi la mitad de mi vida en aquellos acontecimientos y presencie muchos de ellos, claro que no en ámerica, en ella llevo 200 años apenas...

Pero debía mantener esta nueva imagen de mi misma, a mi alrededor podía sentirme mareada muchas veces, por la leve presencia del olor de sangre humana... podía escuchar sus corazones palpitar, sus venas retumbar por el recorrido de la sangre. Cerré mis ojos... pero hice una promesa e iba a cumplirla, mire a la profesora y le sonreí tímidamente.

Esta era mi nueva vida.

Había entrado al salón una chica hermosísima, y no pude más que quedarme con la boca abierta y divagar con mi mente a varios años luz, se presentó con una dulce voz y yo creí morir ahí mismo.Yo tenía que saber más de ella y lo iba a conseguir, o dejaba de llamarme... Amadeus Lasser.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la profesora Bizet, refiríendose a la absurda presentación enfrente de la clase, pero le iba a dar gusto. Me levanté de la silla y me presenté diendo algunos detalles de mi persona, pues ya todos sabían quién era yo, no necesitaba ahondar. Regresé a mi lugar alternando mi mirada entre la profesora y Amanda.

-De hoy en adelante la historia va a ser demasiado interesante.

Miré a la maestra en aquel instante, el chico a mi lado, parecía algo decepcionado. Talvez era algo bueno... o lago malo, quién realmente lo sabía. No me gustaba la manera en que la "profesora" me miraba, así que, con cierta seriedad solo me levante, sonriendo al chico a mi lado, para después encaminarme hacía la profesora.

-"¿Me llamaba?"- murmuré.

La mire seriamente, porque quería saber mi edad, mire a nuestro alrededor, al parecer la tensión que ambas emanabamos era intensa que ahora nos encontrabamos completamente solas.

-"¿Por qué deseea saberlo...?"- murmuré -"Ya lo dije, tengo 15 años... durante mucho tiempo tengo 15 años..."- la mire seriamente, podía sentir el color de mis ojos intensificarse -"Vengo de New York"- nos miramos la una a la otra, podía notarlo, quería saber de mi... mi verdadero mi y no iba a detenerse hasta conseguirlo.

Estreche mis ojos, podía sentir el brillo rojizo de mis ojos. Estaba comenzando a molestarme... ¿Por qué tanta interrogante?. No iba a hacerle daño a nadie, solo quería vivir.. en paz. Suspire, de todos modos no iba a tener nada negativo si decía la verdad... aunque no confiaba en ella, no quería entrar en una discusión que podría empeorar las cosas, además era mi maestra y por ello debía respetarla.

-"Tengo 728 años"- la mire seriamente -"he vivido demasido para reconocer que eres mucho más jóven que yo..."- sus ojos se abrieron de la sorpresa.

Aún seguía desconfiada pero su aura y actitud hacia mi era diferente, solo la mire seria mientras acomodaba un poco de mi cabello.

-"Solo... vivir un momento de paz"- le sonreí -"¿y a usted?"- la mire seriamente -"¿qué la trae tan lejos de casa?"-

La mire...

No mi casa... mi verdadera casa hace mucho tiempo que no existía y en su lugar estaba fundado un pequeño país que anhelaba ir algún día. Cerré mis ojos mientras sujetaba mi bolso de útiles contra mi cuerpo. Coloqué una mano contra mi mejilla.

-"¿Acaso no es obvio?"- murmuré mientras observaba el pasillo -"es una extraña mezcla de siglos y siglos... de beber sangre humana"- fue entonces que escuche el timbre, para el cambio de hora, miré su horror ante mis palabras -"pero... hace muchos años que no daño a un humano. Encontre una forma adecudada de suplir mi necesidad"- acomode mi bolso -"nos vemos en la próxima clase, profesora"- después me di la vuelta. Camino a mi siguiente clase...