Entrenando

Hasta que llegue a este pueblo, pequeño, supuestamente tranquilo y algo sombrío no me había visto envuelta en una situación en la que mi vida peligrara. Ya me había encontrado con un vampiro cuya intención era enteramente matarme y no quería estar indefensa si volvía a toparme con él.

Ahí me encontraba, en un lugar lo suficientemente abierto, con algunos árboles para darle dramatismo. Tenía mis sentidos al máximo, podía escuchar una parte, debido a que sabía controlarlos bastante bien, de sus pensamientos. Escuchaba cada fibra del entorno que se movía con él. El aire me llevaba su aroma y éste, su localización. Era algo difícil para mí verlo como mí atacante cuando estaba completamente enamorada de él. Desterré el pensamiento inmediatamente, tenía que concentrarme en lo que estaba haciendo y en lo que estaba a punto de pasar.

Escuche el corte del aire debido a la velocidad que había tomado, me di la vuelta y lo vi viniendo hacía mí, me moví a la izquierda y cuando intenté seguirlo, ya había desaparecido. Demonios, lo había perdido de nuevo, en un instante, al voltear mi vista me di cuenta de que lo tenía justo a mi lado…

Después de esto tome un respiro muy profundo, despegue mi mente de mis sentimientos y me concentré por completo en lo que dictaba mi instinto, en ese momento todo el panorama cambió. Veía todo de una manera más detallada, inclusive la caída de las hojas de un árbol se veían en cámara lenta. El aire soplaba, deje casi en blanco mi mente, podía percibir su aroma único, no movía mi cabeza, sabía en donde estaba pero no lo pensé, se abalanzó de nuevo sobre mí, esta vez no me moví al instante.

Esperé unos momentos, no pensaba en nada, cuando estuvo cerca de mí doble mis rodillas, me agaché, lo vi delante de mí y me abalancé sobre él, ¡esta vez lo tenía! Lo sostuve de la cintura con mis brazos y ambos caímos al suelo. “¡Te atrapé…” le dije levantándome “… lo hice, lo hice” movía los brazos en señal de triunfo y en ese mismo instante, sabía que me había descuidado, sentí un ligero golpe, porque sabía no usaba toda su fuerza conmigo, a mi costado, nos estrellamos contra un árbol, el cual se partió en dos…

Habíamos comenzado con lo que realmente me costaba trabajo, no por falta de habilidad porque para mi sorpresa me había resultado inclusive un tanto agradable, la descarga de adrenalina, el poder llegar a utilizar toda mi fuerza, si no porque al que tenía que atacar era al amor de mi vida. Ya me había pedido que no pensara en el de esa manera pero se me hacía algo imposible el tener que obligarme a verlo como mi presa, como la persona que tenía que lastimar.

Tenía mi oportunidad perfecta para atacarlo, mi brazo tomó el impulso necesario, concentre mi fuerza en éste y… me detuve, caí de rodillas al suelo “No… puedo” tome mi rostro como signo de desesperación “no te puedo lastimar” le dije con el timbre un poco alto. “Lo siento, lo siento… no puedo hacer esto”

Me frustraba pues a fin de cuentas era necesario que aprendiera a hacerlo… se avecinaban tiempos difíciles y una gran amenaza.

Entrecerré mis ojos por lo poco que me había dejado ver en su mente acerca de su idea, cuando lo dijo en voz alta no pude evitar soltar lo más cercano a una carcajada, me reí muchísimo y él se rió conmigo. Sin duda pensaba que había sido una excelente idea por parte de Ian, que mejor incentivo que tener la oportunidad de asesinar a cualquiera de los dos.

Tome un respiro ligero, aún seguía sonriendo, pero mi estado cambio. Volví a tomar posición de caza e Ian lo notó porque enseguida corrió de mí para volver a esconderse entre los árboles. Desconecté mi mente de mi cuerpo de nuevo, ahora se movía más rápido, a mis espaldas, encima de mí, a mi derecha. Cuando llegó a una rama para tomar impulso, doble mis rodillas y di un gran salto, fui capaz de alcanzarlo y lo lancé al suelo, ahora no era yo la que peleaba en aquél lugar.

Tenía experiencias previas con mi mal temperamento, este me hacía perder el control por completo, pero también era cierto que muy pocas eran las veces en que realmente perdía la cabeza. Si era capaz de controlarlo, podía ser un increíble punto a mi favor.

Me olvide de todo, Ian había podido recuperar su postura una vez más y me abalancé sobre el de nuevo, golpee con mi hombro la boca de su estomago y los dos caímos, pero él fue capaz de tomarme por el cuello y trató de aprisionar mi brazo, el me había enseñado a evitar eso. Me deslicé muy ligeramente por entre sus brazos y en un instante estaba libre, voltee mi cuerpo al de él y tomándolo del cuello lo empuje hacía un grupo de troncos secos en una esquina de nuestro lugar de entrenamiento.

Me moví rápidamente, cuando chocó me apresuré a aprisionarlo con mis piernas y brazos, pero era demasiado fuerte, estaba a punto de soltarse, me paré frente a él y lo empuje hacia el suelo, caímos juntos como en otras ocasiones pero en diferentes circunstancias. Le gruñí y levanté mis labios hasta que mis colmillos fueron visibles.

Agaché la cabeza, tome un enorme suspiro, la adrenalina se estaba apoderando de mi, creo que a Ian también le sorprendió mi avance debido a su expresión. Después lo vi a los ojos “¿Gané?” le dije con una sonrisa y con un tono de inocencia que solamente yo podía sacar en una situación así.

Maldición, cuando creía que lo tenía se me fue de las manos, intenté safarme sabiendo que era inútil, el tenía demasiada experiencia con ésto y yo casi nula. Me iba a quejar cuando presionó sus labios contra los míos, toda mi concentración del momento se había descompuesto por completo, la verdad era que si me hacía aquello en una batalla real moriría por default. No me dejaba moverme, aunque tenía unas ganas tremendas de jalar su cuello hacía mi, duro demasiado poco. Me reí ante su comentario "Bien ahora puedo sentirme realmente patética" le dije con una sonrisilla en broma.

Cuando me dió la espalda vi una verdadera oportunidad de poner en práctica lo que me había enseñado (un descuido es la diferencia entre ganar o perder), no sabía si era deshonesto pero a fin de cuentas nadie veía eso cuando te encontrabas en una situación de verdadero peligro. Me abalancé sobre el, era dificil tratar de inmovilizarlo debido a nuestras proporciones pero a fin de cuentas me las ingenié para que terminaramos medio inclinados en un par de troncos caídos, ahora presioné con mucha fuerza, probablemente más de la necesaria. Probablemente solo me había dejado hacerlo pues a fin de cuentas, me descuidé dejando mis pensamientos a su vista. Aún así, me aseguré de que ahora fuera él que no pudiera moverse, tras unos instantes le sonreí ampliamente, no le permitía mover ni sus brazos ni sus piernas. Bese la línea de su mandíbula y después me puse de pie. "Sigueme enseñando" le guiñé un ojo y me reí bajito.