Una Hbaitacion?

**Linzet Di Lourdet** Mar Oct 28, 2008 8:03 pm

Personas iban y venían de la posada. El señor encargado de la recepción no ponía mucha atención en ellos, solo hacía su trabajo y ya. No había nada interesante en estar trabajando en la recepción de una posada.
—Esto es un trabajo de muerte. Ou— El hombre había tirado sin querer el lápiz con el que jugaba, así que se agacho a recogerlo.
—Buenas tarde, me gustaría una habitación, por favor.
Una melodiosa y aguda voz, con un tenue acento francés le hablo. Inmediatamente levanto la vista y al ver a la dueña de aquella voz, el lapiza regreso al piso. Por unos segundos se quedo paralizado, y después sacudiendo la cabeza se incorporo y sonrió amablemente a la bella chica frente a él. No recordaba nunca haber visto una piel tan pálida como esa. Realmente era una chica encantadora y la oscura pero elegante gabardina que llevaba resaltaba mucho su figura.
—U…una habitación…?—El recepcionista miro a la chica, era muy hermosa cierto pero…— Disculpe señorita, pero me temo que tengo que hablar con alguien mayor de edad para poder ofrecerle una habitación.
El pobre hombre estaba muy afligido de tener que negarle algo a aquella chica.
—Si, bueno, créame tengo edad suficiente aunque me vea más pequeña. Aunque en verdad no me gustaría irme, estoy muy cansada—Comenzó a decir Linzet en un tono suplicante y clavando sus ojos en los del hombre, una perfecta mentira, ella no tenía que dormir, pero si necesitaba un lugar para sus cosas, mientras encontraba donde instalarse. Ella continuo con su teatro mientras veía como hacía efecto en el pobre hombre— Y bueno, no se donde más ir, por favor ¿si?
Pasó uno billetes y…El hombre, calló.

Linzet ahora tenía la habitación 23 de la posada, pero no se quedaría mucho.
—Bueno tuve que entregar el dinero que tenía para poder pagar esto. Bueno después conseguiré más. Ahora, espero encontrar pronto donde quedarme, no deseo vivir en un hotel y menos por que mi apariencia no ayuda, viéndome más pequeña de lo que soy y menos si se dan cuenta de que estoy sola. Bueno, iré a ver que hay por ahí.
Linzet coloco el letrero de “No molestar” y salió del hotel sin ser vista. Y una vez fuera de Seattle. Se dirigió a los bosques a correr un rato, le encantaba correr por los bosques. Le recordaba aquellos años cuando estuvo con Artemis.