Llegando a la escuela

Mi primer día de maestra en la escuela de Forks, probablemente los estudiantes me verían como alguien demasiado joven, no me importaba demasiado… aunque me causaría gracia, por supuesto, teniendo en cuenta que debido a mi edad podría ser la madre de sus abuelas. En fin, tomé mi chaqueta delgada que dejaba ver mi complexión y subí a mi coche negro. Lo encendí y el sonido del motor me hizo sonreír, a fin de cuentas amaba la velocidad inclusive en los autos.

Recorría velozmente las carreteras entre los bosques de Forks. No había sol, por supuesto. Un cuerpo extraño a unos cien metros de mi ubicación se dibujaba a un costado de la carretera principal, al encontrarme lo suficientemente cerca pude leer en su mente se dirigía por igual a la escuela de Forks. Frene despacio, probablemente sería bueno tener algún gesto de amabilidad con alguien pero… ¿podría convivir con algún humano en el coche?, ¿y si fuera alguna criatura como la del mini-super y me alteraba como aquella vez?

Me arriesgaría, a fin de cuentas mi convivencia con aquellas criaturas tendría que aumentar a partir de aquél momento. Baje la ventana, “Te llevo” dije gentilmente, volteó su cabeza y dijo…

Me alagaban los pensamientos del joven que caminaba ligero bajo la lluvia de Forks, estaba acostumbrada a los halagos, sí, pero nunca me había topado con alguien que describiera mi apariencia de aquella manera, si hubiera sido posible, me hubiera sonrojado sin duda y aquello, inclusive como humana, era algo muy difícil de lograr. Era apuesto, para ser humano…

Se quedó callado mientras me dirigía su monólogo mental, cuando dijo sus primeras palabras sonreí, era tímido, pero sin duda alguien a quien valía la pena conocer. ¿Soportaría compartir un espacio tan pequeño con un humano?

“Venga, sube” – le dije mientras le guiñaba un ojo y estiraba mi cuerpo para abrir la puerta del copiloto. Ya tenía en mi mente la excusa perfecta para responder a sus últimas preguntas.

Su olor era dulce, me llenaba los pulmones por completo, apreté las manos en el volante. Sus pensamientos me revelaban la atración que sintió en ese momento, no podía llevar las cosas tan lejos, tal vez había sido un error subirlo al coche. Aceleré de un tirón, entre más rápido terminara aquello sería mejor.

En ese momento aquél joven hizo algo que no esperaba y me tomó por sorpresa. Se llamaba Trent, estiró la mano cortézmente para saludarme, era inapropiado pues en el instante en que me acercara sentiría la temperatura gélida de mi cuerpo. No quité las manos del volante, aunque tenía curiosidad y quería sentir el calor que podía irradiar de su cuerpo.

Tampoco quité los ojos del camino - “Yo soy Levana, un placer” - le sonreí sin verlo, esperaba no ser demasiado grosera por protegerlo. Era escencial, además que le preguntara su destino pues sería sospechoso llegaramos a éste sin el haberlo comentado - “¿A donde te llevó, Trent?” - al decirlo volteé para encararlo, le sonreí de manera amigable.

No pude evitar sonreír ante los pensamientos del chico, era realmente divertido pues me pintaba como una criatura mucho más interesante a lo que era. Bajé el vidrio sin preocuparme si a él le molestaba, tenía que liberarme un poco del olor de su sangre. Al hacer esto, suspiré el aire limpio y pude relajarme un poco. Tendría que encontrar alguna excusa para decirle que ya sabía a donde iba.

"Yo también me dirijo para alla" - por fin pude sonreírle amablemente, era un chico lindo, no planeaba ser grosera con él pero tampoco quería subestimar mi autocontrol. - "La verdad no Trent, he venido para acá por azares del destino, en realidad no fue intencional pero me agradó el haber conseguido un trabajo como maestra en la escuela de Forks"...

Comenzó a gritar en sus pensamientos, aquello realmente me frustraba, fruncí el entrecejo. "Porfavor, no porque soy tu maestra me hables de usted, llamame por mi nombre, yo seré tu maestra de música" Le sonreí de nuevo. Estuvimos un momento en silencio, el aire que entró por la ventana hizo que su cabello se moviera ligeramente, dandome un golpe que me recordó el motivo de porque solía mantener aún mi distancia con humanos. Apreté el volante de nuevo, concentrándome solamente en mi autocontrol, en mis años de sacrificio y en todo aquello que no hecharía a perder por un humano, por un frágil humano.

...
Que demonios... mi consentración había sido tanta que me había pasado la entrada al estacionamiento de la escuela, solté una risa, mucho más fuerte a la que había tenido en el camino con aquél joven, me miró extrañado, solo pude detener mi risa para decir: "Lo siento, me pase la salida..." volví a reír...

Lamentaba no poder cumplir el deseo del chico, al querer pasar más tiempo conmigo, pero definitivamente tendria que librarme de él si no quería terminar siendo asesinado por su maestra de música. "No te preocupes, tu solo sostente" le dije a Trent. Agudizé mis sentidos tratando de ver o sentir cualquier cosa que pudiera ser afectada por mi maniobra, nada aparecía.

Aceleré, puse neutral, el freno de mano y el volante hasta el tope. Giramos bruscamente, todo como estaba planeado, al llegar a la dirección que quería metí primera y avanzamos, las llantas de mi coche rechinaron, sonreí ante la sensación.

No tardamos en llegar al estacionamiento, apagué el coche y me bajé de éste en ese instante. "Servido, Trent, bienvenido a la escuela de Forks" le dije y sonreí mientras se bajaba de la puerta del conductor...

Estaba tan pálido como yo, pobre chico, debería pensarlo dos veces para volver a enseñarle aquello. Era agradable, amable y mi alumno, estaba segura de que lo vería en otra ocasión, solo esperaba no estar tan cerca de matarlo.

"Nos vemos entonces" - le dije mientras lo veía alejarse y entrar al edificio. Respiré profundamente el aire limpio y fue un total alivio para mi, pude recuperar la compostura. Caminé directo a la oficina, a donde tenía que ir para presentarme oficialmente como la nueva maestra de música de la preparatoria de Forks.

TEMA CERRADO

Levana: 23 puntos

Trent: 18 puntos

No se olviden de poner sus puntos en la bóveda.